Enero
es un mal mes para los blogs estudiantiles. Por mucho comienzo de año y muchos
buenos propósitos que tengamos, no tenemos más remedio que sustituír el teclado
por el bolígrafo y dejarnos las muñecas haciendo resúmenes, esquemas y bocetos.
Pero mientras nuestros blogs están en plena hibernación, no pasa lo mismo con
nuestros cerebros. El hecho de que tengamos que concentrarnos en estudiar es
una excusa perfecta para que nuestras neuronas se vayan de fiesta y empecemos a
desvariar. Se nos ocurren mil y una cosas que hacer, mucho más provechosas que
los repasos de última hora: encontramos videos graciosísimos, descubrimos que
nos encanta un determinado grupo y nos escuchamos toda su discografía o sale
una película tremendamente buena que queremos ver antes de que todos los
enlaces huyan de series.ly por miedo al monstruo de la S.O.P.A. Y de paso, se
nos ocurren nuevos temas o cosas que nos apetece publicar una vez que nuestros
ordenadores vuelvan a ser útiles.
Y así
se presenta febrero, como el salvador de las bitácoras modernas. El año
comienza a partir del fin de exámenes. Quizás no el día uno, ya que necesitamos salir al aire libre y revolcarnos en los placeres de tener
vida social. Pero ya estamos a cuatro y el ambiente comienza a caldearse. El
teclado vuelve a repiquetear y los temas de actualidad vuelven con más ganas de
protagonismo que nunca… Me prometí dejar temas polémicos (y quien dice polémicos
dice de política básicamente) a un lado, al menos durante un tiempo. Al fin y al cabo, la legislatura está
recién estrenada y ya está dando suficiente que hablar, así que tengo claro que
no me van a faltar oportunidades para debatir y criticar al sistema en poco tiempo.
Por
ahora, por lo tanto, hay otras cosas planeadas. Un pequeño diario de viaje
desde la fría Hungría, alguna que otra opinión literaria y cine, mucho cine. Y
es que febrero, además de ser el resurgir del blog, es el mes del séptimo arte.
Bafta, goya y oscars. Tres en uno, uno cada fin de semana. Y eso merece una
preparación previa, además de los comentarios de turno después de las ceremonias.
Telita
la que tiene febrero, hay que ver la de expectativas que genera el condenado, y
eso que solo son 29 dias.
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