es uno de esos días en los que, de haberlo sabido, me habría quedado a vivir en la ducha. Y tan agusto. Recién levantada, dejando que las preocupaciones se escurran como el agua, que los sueños de esa noche se escapen gota a gota. Que se pase el dia y se ponga el sol, y mientras tanto seguir bajo el agua sin tener que escuchar sandeces.
Malditos miércoles.
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