miércoles, 15 de febrero de 2012

Medio par

Todos esos dias, todas esas horas, todos esos minutos, reducidos a cenizas, en unos instantes...Asi, todo cabe en el medio par de zapatos de clown. Prohibido tirar colillas al aire, borrar recuerdos a base de cerveza, romper corazones rotos, acabar con tristes melodías...Prohibido pintar arcoiris negros, no sonreir cuando algo te hace feliz, tener miedo de decir las cosas que quieres gritar. Toca guardar el zapato de clown con todo lo que eso conlleva, con las colillas,los recuerdos, los pedacitos, las melodias, los arcoiris, las cosas felices, las palabras que salen de nuestras bocas... Es hora de guardarlo todo en el zapato de clown, no sea que aparezca el otro par.

Acabo de encontrar este texto por casualidad y he tenido el impulso de publicarlo. Realmente no me acuerdo cuando ni por qué lo escribí, pero he decidido dejarlo tal cual estaba... al fin y al cabo, algún motivo tendría que tener!

miércoles, 8 de febrero de 2012

Hoy

es uno de esos días en los que, de haberlo sabido, me habría quedado a vivir en la ducha. Y tan agusto. Recién levantada, dejando que las preocupaciones se escurran como el agua, que los sueños de esa noche se escapen gota a gota. Que se pase el dia y se ponga el sol, y mientras tanto seguir bajo el agua sin tener que escuchar sandeces.
Malditos miércoles.

domingo, 5 de febrero de 2012

Cuba hecha trazos

     No es la primera vez que el espíritu cubano llega a la gran pantalla, ni será la última.  Ahora bien, es una de las películas donde mejor se refleja ese espíritu. Me refiero a Chico y Rita, el primer  largometraje español de animación que se cuela en la ceremonia de los Oscars. Esta obra maestra, fruto de un buen trabajo en equipo, lo tiene todo. O, por citar a cierto profesor de matemáticas de mi facultad, “todo todotodo todotodo todotodo” (muy sabia reflexión, seamos sinceros). Y es que eso es lo que ocurre cuando se junta semejante grupo de genios, cada uno muy destacable en su campo: Trueba aporta el argumento, Mariscal los dibujos y Bebo Valdés interpreta una banda sonora excepcional. Todo un lujo.



     Se trata de todo un homenaje a la cultura cubana, estando su música presente en todo el filme. Más que una película, es un videoclip, ya que no hay escena que no esté marcada por la banda sonora.  Los ritmos se suceden, se encadenan, restándole importancia a los diálogos. Y es que, en realidad, podría tratarse de una película muda. A ello, ayuda la estética de cómic underground, tan propia de Mariscal, con los gruesos trazos negros que definen a muchos de sus personajes, como ha sido el caso de Cobi, la estrella de Barcelona 1992, o Twispy en la expo de Hanover. Sin olvidar el campo del diseño industrial: los productos de Mariscal, 2D aparte, tambien están marcados por las líneas gruesas aunque siempre suaves, evitando las formas angulosas. Un claro ejemplo de ello, el taburete Dúplex.

Mascotas Cobi (Barcelona 1992),  Twispy (Expo 2000 Hanover) y Taburete Dúplex, del Estudio Mariscal

      Volviendo a las pantallas, a Chico y Rita y a sus características de película muda.  Ahora que tan de moda está el cine silencioso tras el éxito de “The Artist”, bien podría haber sentado el precedente. Los logrados movimientos a la hora de bailar y de mover a los personajes, hacen que el espectador entienda la película sin necesidad de palabras. Como si de una obra de teatro se tratase, los contoneos de Rita al bailar se exageran, aunque siempre son algo lentos para dotarlos de sensualidad. Al fin y al cabo, Trueba es experto en transmitir el arte de la seducción,  algo que demostró en Belle Epoque y que le fue reconocido con 9 merecidos Goya.
    Por último, para hablar del argumento sin desvelarlo, lo resumiría como un videoclip animado de “el hombre del piano” en versión cubana. Amor, celos y música, con un chorrito de ron y traición. Agitar en coctelera y servir bien frío entre la Habana y Nueva York.


sábado, 4 de febrero de 2012

Fin de la hibernación


     Enero es un mal mes para los blogs estudiantiles. Por mucho comienzo de año y muchos buenos propósitos que tengamos, no tenemos más remedio que sustituír el teclado por el bolígrafo y dejarnos las muñecas haciendo resúmenes, esquemas y bocetos. Pero mientras nuestros blogs están en plena hibernación, no pasa lo mismo con nuestros cerebros. El hecho de que tengamos que concentrarnos en estudiar es una excusa perfecta para que nuestras neuronas se vayan de fiesta y empecemos a desvariar. Se nos ocurren mil y una cosas que hacer, mucho más provechosas que los repasos de última hora: encontramos videos graciosísimos, descubrimos que nos encanta un determinado grupo y nos escuchamos toda su discografía o sale una película tremendamente buena que queremos ver antes de que todos los enlaces huyan de series.ly por miedo al monstruo de la S.O.P.A. Y de paso, se nos ocurren nuevos temas o cosas que nos apetece publicar una vez que nuestros ordenadores vuelvan a ser útiles.
     Y así se presenta febrero, como el salvador de las bitácoras modernas. El año comienza a partir del fin de exámenes. Quizás no el día uno, ya que necesitamos salir al aire libre y revolcarnos en los placeres de tener vida social. Pero ya estamos a cuatro y el ambiente comienza a caldearse. El teclado vuelve a repiquetear y los temas de actualidad vuelven con más ganas de protagonismo que nunca… Me prometí dejar temas polémicos (y quien dice polémicos dice de política básicamente) a un lado, al menos durante un  tiempo. Al fin y al cabo, la legislatura está recién estrenada y ya está dando suficiente que hablar, así que tengo claro que no me van a faltar oportunidades para debatir y criticar al sistema en poco tiempo.
Por ahora, por lo tanto, hay otras cosas planeadas. Un pequeño diario de viaje desde la fría Hungría, alguna que otra opinión literaria y cine, mucho cine. Y es que febrero, además de ser el resurgir del blog, es el mes del séptimo arte. Bafta, goya y oscars. Tres en uno, uno cada fin de semana. Y eso merece una preparación previa, además de los comentarios de turno después de las ceremonias.
     Telita la que tiene febrero, hay que ver la de expectativas que genera el condenado, y eso que solo son 29 dias.