Se trata de todo un homenaje a la cultura cubana, estando su
música presente en todo el filme. Más que una película, es un videoclip, ya que
no hay escena que no esté marcada por la banda sonora. Los ritmos se suceden, se encadenan, restándole
importancia a los diálogos. Y es que, en realidad, podría tratarse de una
película muda. A ello, ayuda la estética de cómic underground, tan propia de
Mariscal, con los gruesos trazos negros que definen a muchos de sus personajes,
como ha sido el caso de Cobi, la estrella de Barcelona 1992, o Twispy en la
expo de Hanover. Sin olvidar el campo del diseño industrial: los productos de
Mariscal, 2D aparte, tambien están marcados por las líneas gruesas aunque
siempre suaves, evitando las formas angulosas. Un claro ejemplo de ello, el
taburete Dúplex.
Mascotas Cobi (Barcelona 1992), Twispy (Expo 2000 Hanover) y Taburete Dúplex, del Estudio Mariscal |
Volviendo a las pantallas, a Chico y Rita y a sus características de película muda. Ahora que tan de moda está el cine silencioso tras el éxito de “The Artist”, bien podría haber sentado el precedente. Los logrados movimientos a la hora de bailar y de mover a los personajes, hacen que el espectador entienda la película sin necesidad de palabras. Como si de una obra de teatro se tratase, los contoneos de Rita al bailar se exageran, aunque siempre son algo lentos para dotarlos de sensualidad. Al fin y al cabo, Trueba es experto en transmitir el arte de la seducción, algo que demostró en Belle Epoque y que le fue reconocido con 9 merecidos Goya.
Por último, para hablar del argumento sin desvelarlo, lo resumiría como un videoclip animado de “el hombre del piano” en versión cubana. Amor, celos y música, con un chorrito de ron y traición. Agitar en coctelera y servir bien frío entre la Habana y Nueva York.
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