jueves, 14 de abril de 2011

Jules y Jim

"La irónica y sarcástica sonrisa de Alfredo al despedirse, el escalofrío que sintió al oír la inquietante voz que provenía del tocadiscos, la feroz mirada con que Jules y Jim escudriñaban y vigilaban constantemente todos y cada uno de sus movimientos... Todos estos pensamientos se convirtieron en una mezcla de pánico, terror, inquietud y asombro. Estaba demasiado nervioso para darse cuenta de lo que ocurría. Su mente permanecía encadenada a una prisión interior y no era capaz de pensar con claridad. El ladrar de los perros le hizo entrar en razón. Tal como había dicho Alfredo, la nevera estaba repleta de comida, suficiente para alimentar a una persona durante varias semanas, así que Agustín se tranquilizó. Al menos – reflexionó – no moriré de hambre. Se dirigió a la sala en donde había escuchado el vinilo. El suelo estaba cubierto por una gruesa alfombra roja con motivos azules y verdes. Las paredes se volvían invisibles tras las numerosas estanterías de madera, decoradas con multitud de libros ordenados por títulos y autores. Agustín se sentó en uno de los múltiples sillones de cuero negro – seguramente sintético - que abundaban en la sala. La aguja y el platillo seguían rotando a un ritmo pausado, lento, inundando la habitación con el suave susurro del roce de la púa del tocadiscos. Las manos de Agustín se enredaban con el cable de aquel teléfono sin línea. Así estuvo durante varias horas, sin saber que hacer, sin hablar con nadie, sin efectuar el más mínimo movimiento. Con la certeza de su soledad, tumbado en aquel sillón negro, acabó por sumergirse en un sueño profundo. Una mano paró el tocadiscos. Sigilosamente, una sombra se acercó a Agustín, eclipsando la luz rojiza de un nuevo día que acababa de empezar. Un nuevo día que Agustín jamás llegaría a ver. "

Continuación alternativa del cuento "Jules y Jim" de Mario Benedetti
Leer el cuento original

lunes, 11 de abril de 2011

Buelos baratos, fotos de gatos

Al buen tiempo, buena cara, y el blog a la recámara! Si es que con este buen tiempo en pleno mes de Abril cuesta más ponerse a escribir. Vuelven los paseos por el parque, las camisetas de tirantes y los surfistas dejan de ser los únicos habitantes de las playas. Vamos preparando el terreno para el verano, los colores vivos empiezan a salir del fondo del armario y de debajo de las piedras. Si es que hay cosas que no cambian, que vuelven siempre, como el Almendro en Navidad o las integrales recurrentes. Pero hay una única cosa que no tiene vuelta atrás, la muerte.
No pretendo ponerme pesimista, es una manera extraña de introducir el tema que tengo pensado, pero es la realidad. La muerte no hace distinciones, se lleva al rico y al pobre, al político, al banquero y al albañil, todos en igualdad de condiciones. Suele decirse que siempre se van los mejores. Ojalá. Pero, más pronto o más tarde, todos se van. La inmortalidad no está al alcance de nuestras manos. O si.
La silla "Z" de la Real Academia Española fue ocupada por última vez por Francisco Ayala, allá por 2009. Lo mismo ocurre con la "e" y la "n", pertenecientes a Miguel Delibes y a Valentín Garcia Yebra. Hay nominaciones, votaciones y candidaturas, pero aun no se ha elegido al nuevo representante de esas tres letras, no hay mayoría. A estos tres ilustres les sigue perteneciendo una letra, sus nombres se imprimen día a día en nuevos tomos, en nuevas ediciones de sus libros, aparecen en la prensa y la gente les recuerda. ¿Acaso no han alcanzado la inmortalidad? ¿No se trata de seguir presentes, aunque no sea de manera palpable? Sinceramente, espero que a estos personajes, como a tantos otros, no se les deje caer en el olvido. Si la gente leyera "El camino" o "Cinco horas con Mario" y prestara atención, no habría que escandalizarse tan a menudo y no encontraríamos rimas de este estilo en Internet (ortografía incluída en el lote)


martes, 5 de abril de 2011

Ridiculieces

Buenos días. Hoy hablaremos de las ridiculieces y de cómo afectan estas a nuestro entorno. Tenemos con nosotros a uno de los principales expertos en ridiculicidad de nuestro país, el Doctor Cristóbal Testachórlito. Buenos días, doctor Testachórlito

Llámeme Paco si no le importa. En directo prefiero un trato formal. Si no, vaya usted a saber lo que opina la audiencia!

Sin problema. Dígame, Paco. ¿En qué consisten las ridiculieces?

Veamos, las ridiculieces son, por lo general, cosas con el suficiente sentido para que una persona las entienda, pero que fuera de contexto no hay quien pueda con ellas. No se trata de que yo sea experto o no en ridiculieces, yo simplemente he conseguido entender unas cuantas, Los verdaderos expertos son ustedes

¿Nosotros?

Si, si, por supuesto, los periodistas. Lo que pasa es que no se dan cuenta de cuando están publicando ridiculieces entre sus artículos periodísticos, pero no es culpa nuestra. Si se fija, es le colmo de la ridiculiez, lo que se conoce como ridiculiez invertida. El texto tiene el suficiente sentido para que el lector se dé cuenta de que es una ridiculiez, pero para el autor no es más que un escrito periodístico más.

Nunca lo había pensado de este modo….y como se es consciente de estar escribiendo una ridiculiez?

Normalmente no se es consciente, es algo que surge según el estado de ánimo. Mientras se está escribiendo un texto serio la mente se abstrae y nuestros dedos escriben las cosas sin pensar Por lo tanto, las ridiculieces surgen de la abstracción de los textos mal revisados.

Entiendo… ¿Hay algún criterio para clasificar las ridiculieces?  ¿O esa abstracción obliga a englobarlos a todos en una misma categoría?

Veamos, las ridiculieces suelen ser efímeras. Pertenecen a un ciclo continuo, surgen de la abstracción del autor y acaban con el lector abstrayéndose al intentar entenderlas. No deberíamos intentar entender las ridiculieces porque dejarían de ser ridiculieces. Este continuo ciclo abstracto evita  la posibilidad de clasificarlos. Y, como todas las cosas que no entendemos, acabamos olvidándolas...Y no podemos clasificar olvidos como recuerdos, ya que ¿Quién clasifica cosas que ha olvidado?

¿Y que me dice de las hemerotecas? Allí permanecen las ridiculieces escritas y cualquiera puede recuperarlas, no es necesario que caigan en el olvido…

Cierto, cierto,  las hemerotecas nos permiten recuperar las cosas del pasado… pero aun así, usted me demuestra que acaba de ridiculicear, se ha abstraído y no me ha prestado atención. No se trata de leer ridiculieces,, si no entenderlas fuera de un contexto. Y no existen hemerotecas de ridiculieces aisladas, son hemerotecas de periódicos, revistas, libros y, actualmente blogs. El blog  es la máxima expresión de la ridiculiez hoy en dia. Y twitter.

¿Twitter?

¡Si! La limitación de los 140 caracteres, los enlaces y links a Trending Topics nos obligan a rediucir los titulares y los temas, dejando solo 140 caracteres que permiten una descontextualización continua. En twitter, cuando respondes a alguien la gente solo lee tus cientocauarentacteres, no saben donde está el origen de la conversación. O si escoges un tema al azar y no sabes porque es Trending Topic puedes leer mil opiniones acerca de una situación de la que no tienes constancia. Twitter es la corte de las ridiculieces y el famoseo como David Bisbal  Rebecca Black son su aristocracia actual.

Es una aristocracia pasajera, efímera… dígame Paco… ¿Quién habría sido la aristocracia twitteriana hace 10 años?

¿Hace diez años? Hace diez años habrían surgido numerosos facts acerca de Bush o Bin Laden… pero  no les considero la aristocracia puesto que los facts tendrían que ver con sus acciones fuera de twitter, no creo que Bin Laden, desde su escondite, tuitera chistes como Buenafuente… ¿se imaginan ustedes el panorama? Las vacas locas y la oveja dolly serian el origen de numerosos Trending Topics y los Rachel, Joey, Phoebe y el resto de personajes de la serie Friends serían retwitteados numerosas veces.
(...)

lunes, 4 de abril de 2011

No es un lunes cualquiera

"El primer lunes del mes de abril de 1625, el burgo de Meung, donde nació el autor del Roman de la Rose, parecía estar en una revolución tan completa como si los hugonotes hubieran venido a hacer de ella una segunda Rochelle. Muchos burgueses, al ver huir a las mujeres por la calle Mayor, al oír gritar a los niños en el umbral de las puertas, se apresuraban a endosarse la coraza y, respaldando su aplomo algo incierto con un mosquete o una partesana, se dirigían hacia la hostería del Franc Meunier, ante la cual bullía, creciendo de minuto en minuto, un grupo compacto, ruidoso y lleno de curiosidad."


"Les trois mousquetaires", de Alejandro Dumas


Este párrafo es el origen de uno de mis libros favoritos, los tres mosqueteros de Dumas. Y, un año más, el primer lunes del mes de Abril lo releo (no entero, por desgracia y falta de tiempo...). Además, entre mis muchos propósitos pendientes está leerlo en su idioma original, en francés, lo cual es un obstáculo a mayores. Ya van diez capitulillos así que a ver si se va dejando leer, aunque sea poquito a poco...Tengo morriña de leer, tan poco tiempo y tantos buenos libros a medias...